Videos

24 oct 2019

Apego aparatos tecnológicos y su influencia en la comunicación


Los hipervínculos ¿han dejado de lado los vínculos esenciales? 

La sociedad actual no solo se encuentra en constante evolución sino en un periodo de transformación a la adaptación a las tecnologías, donde los celulares, tablets, computadoras portátiles y en ellos el internet, las redes sociales, los video juegos ocupan un espacio importante en el proceso de socialización, con notable influencia en el comportamiento y las actitudes de las personas. 

El tema implica una reflexión, pues hoy nuestros niños y adolescentes son considerados como nativos digitales, ya que desde muy pequeños consumen y desarrollan formas de entender el mundo influido por el entorno de las nuevas tecnologías que han ido modificando los vínculos esenciales. Cuando nos referimos a “vínculos esenciales” pensamos en la conexión necesaria de la mirada de la madre al niño cuando lacta, esa mirada de conexión que abre las puertas al mundo social, que emerge a partir de la palabra y la voz que constituye al niño como sujeto de deseo, del ser quien lo acoge en el mundo o la importancia de la regulación de esta relación, en donde entra la función paterna que separa ese diada entre madre e hijo, esto permitirá dar un lugar propio al niño. Se trata de la inclusión del sujeto en una estructura. 

Pero que sucede cuando él vínculo se ve trastocado por un mensaje de texto, el sonido de una nueva publicación, el sonido de la alerta de un mail, es ese momento en el que el niño pasa a un segundo plano; la madre está atenta a la pantalla de su celular, ya no solo atenderá el mensaje inicial sino cuando se da cuenta ha revisado facebook o Instagram, se van movilizando y creando nuevas formas de vinculación de la relación familiar. El niño en su registro ha quedado marcado por un después, por una falta de palabra que lo acoja, estos actos se vuelven repetitivos, los niños van creciendo acompañados de los aparatos tecnológicos cuando comen, cuando juegan, para tenerlos entretenidos, las salidas al parque se registran en fotos y son subidas a redes sociales, mientras que los padres se distraen para ver los likes alcanzados, no hay interacción, no se acompaña al niño en el juego, no se lo convoca a una interrelación con el Otro, así los niños van creando experiencias solos, llamando la atención de sus padres, buscando su mirada. 

En consecuencia a esto los niños van mostrando síntomas de desatención, tropiezos en la vinculación y la socialización, el uso de las llamadas tecnologías de la Información y la Comunicación están presentes en la vida diaria, como elementos importantes y hasta imprescindibles. Cuando van creciendo se convierten en adolescentes enganchados al internet, al celular y a los video juegos, han encontrado por referencia a sus experiencias iniciales de vinculación un medio extraordinario de comunicación, aprendizaje, satisfacción a sus curiosidades y diversión. Es importante considerar que la etapa de la adolescencia es un periodo donde el sujeto se desarrolla a través de las identificaciones y los lazos sociales en donde es marcado no solo por los cambios fisiológicos, sino también por las presentaciones y versiones inéditas de sus síntomas, las singularidades incomparables de las estructuras familiares y las preocupaciones de enfrentarse a la relación con el sexo opuesto, se podría pensar que antes la imposibilidad iba a partir de la palabra de la recreación de los escenarios en donde se veían obligados hablar cara a cara con el Otro para dar cuenta de su existencia. 

Ahora el celular interviene significativamente en la socialización porque se cree que esto puede definir la identidad del adolescente tanto individualmente, como colectivamente, creando un lenguaje especial de grupo, mensajes de texto. Pero al igual que se utiliza como un medio indispensable para establecer contactos y acortar distancias, se muestra como una imposibilidad de crear una relación real con quienes le rodean, en ocasiones muchos adolescentes y adultos no pueden evitar desatender una conversación cara a cara por la irrupción de una llamada o un mensaje; hecho que trastoca las relaciones sociales de forma excesiva y provoca que estén más pendientes de las relaciones telefónicas que de las personales, naturalmente esto influye en los estilos de comunicación ya que existe jóvenes y adultos que hablan mucho a través de un aparato electrónico pero no saben que decir cuando se encuentran cara a cara con el Otro. 

Es así como el tiempo en el espacio virtual, supera el tiempo en el espacio real, en el caso de los niños evitando a que creen juegos simbólicos, que desarrollen la motricidad gruesa adquiriendo destrezas como saltar, correr, gatear, arrastrase, mantenerse atentos a una sola actividad, tener propósito en su accionar y es que es interesante como los pequeños observan a través de video de YouTube como otros niños juegan crean un lazo de comunicación unidireccional sin que pueda tener las herramientas para crear un vínculo real. 

Cuando crecen y entran a la adolescencia el tiempo dedicado al estudio, de interés por instrumentos musicales es sustituido por el manejo de los aparatos tecnológicos. Es importante cuestionarnos ¿De dónde nace el apego a los aparatos tecnológicos? Pero sobre todo ¿quién inicia a los niños y adolescentes en este apego? Si entendemos que los niños aprenden por imitación y repetición es momento de reflexionar como las acciones y formas de vínculos esenciales de los adultos a cargo han sido tocados por este apego, hay que recordar siempre los niños y adolescentes son como un retroproyector lo que pasa en casa lo proyectan en la escuela, en el colegio y en sus relaciones sociales. 

Elaborado por:
Psc. Cl. María José Varela Hidalgo

1 oct 2019

Ciberacoso y las redes como relaciones sociales


Actualmente las relaciones sociales se trasladan a las redes sociales, el nivel de popularidad, los seguidores que se tiene, la cantidad de “likes” implica una verificación de la imagen y los vínculos entre los otros, esto se observa con mayor facilidad en los adolescentes que justamente están en un proceso identificatorio y de construcción, pero esta modalidad de establecer vínculos puede valorizar como desvalorizar al sujeto. Cuando esto se traslada a violencia sobrepasa las paredes de la escuela y utiliza como medio de expresión las nuevas tecnologías, sucede lo que se viene denominando como ciberacoso. El maltrato entre iguales a través de los dispositivos móviles o Internet se ha convertido en un problema complejo entre nuestros adolescentes, que suele tener repercusiones indeseables en la convivencia escolar.

La institución es un entorno en el cual los estudiantes se relacionan a partir de los lazos establecidos en el hogar, por lo tanto es de suma importancia el ejemplo y el diálogo que parte desde este. Los responsables del ciberacoso suelen ser adolescentes con poca supervisión de sus padres y con un buen manejo de las tecnologías de la información, además, tienen acceso a dispositivos como la computadora o el teléfono celular.

El agresor, al igual que en el bullying, es alguien que puede tener alguna problemática familiar o personal. En el caso del ciberacoso también pueden ser personas que no tienen amigos y por lo tanto utilizan una computadora o cualquier dispositivo móvil para acosar, intimidar o agredir a otros, incluso, llegan a alterar sus horarios para dormir, pues se desvelan por estar al pendiente de su víctima.

En ocasiones se asocia violencia únicamente a lo que involucra daño físico pero el ciberacoso afecta emocionalmente a las víctimas, pues alguien que es bombardeado por ofensas, amenazas o insultos ve mermada su salud, al no poder dormir, tener pesadillas y terrores nocturnos, sobre todo si la víctima es un niño.

Alguien que es víctima de ciberacoso constantemente está revisando su celular o sus redes sociales para ver si han dicho algo en contra de él o, por el contrario, puede ser el último que se entere de lo que se está hablando sobre su persona. Cuando el estado emocional permanece alterado continuamente o por largos periodos, puede llegar a desencadenarse algún problema de salud física como gastritis o presión arterial elevada, ya que la víctima no duerme, no come y está muy afectada. Inclusive, hay casos en que la personalidad y la vulnerabilidad emocional pueden llevar a un individuo a un intento de suicidio.
 
Desde la comunidad educativa hacer prevención o intervenir en situaciones de ciberacoso va desde la información y/o la formación sobre situaciones de riesgo, hábitos de uso y buenas prácticas saludables con las nuevas tecnologías o gestión adecuada de respuestas ante situaciones de acoso. Logos Academy apegados a La Constitución y el Código de la Niñez y Adolescencia, donde establecen el derecho que tienen los niños y niñas a la integridad física y emocional, busca salvaguardar la convivencia de los estudiantes, por lo que como familia es importante que los representantes, miembros de esta familia académica, compartan con sus representados la importancia sobre no practicar ni hacer caso omiso al ciberacoso, de manera que cuando se lo presencie se pueda denunciarlo.
 
Por todo lo ya mencionado, es necesario que en el hogar exista una socialización del tema, de manera que los estudiantes sean conscientes y comprendan la importancia y el daño físico y mental que puede causar el ciberacoso, la educación moral debe constituir el eje fundamental de las actuaciones tanto familiares como educativas.

Elaborado por:
Psi. Cl. Nicole Mejía Moreira

24 ago 2019

La escuela de la paz y sana convivencia

imagen: https://tinyurl.com/yya2mcd9
Muchas veces hemos relacionado a la paz con la guerra y viceversa, por los diferentes contextos y escenarios en los que se hace referencia. Históricamente la violencia ha sido utilizada como la estrategia idónea para resolver conflictos de todo tipo, donde el poder y la fuerza como tal son las herramientas para imponerse en un contexto o situación determinada y la resolución pacífica queda en un segundo plano y se convierte en una utopía.
 
Hoy esta realidad no ha variado mucho; abrimos un periódico, vemos una noticia, revisamos un portal web, escuchamos la radio, una canción, revisamos un video en una red social e incluso un videojuego y la violencia salta a la vista, desde la forma más sutil hasta la escena más explícita; es decir, la violencia es vista de forma natural y vivida con cierta normalidad por niños, adolescentes, jóvenes y adultos.
 
Resolver los problemas a base de reacciones violentas y poco pacíficas “son el pan de cada día”; es natural agredir física, verbal, emocional y virtualmente, así como es normal que la deshumanización e insensibilidad crezca en nuestras futuras generaciones porque así está la sociedad y son los nuevos tiempos.
La pregunta es, ¿realmente la violencia y la paz son constructos externos? ¿de donde parte este aprendizaje y esta forma de vivir y convivir?
La respuesta es una sola: LA FAMILIA, es la escuela de la paz y la sana convivencia; es en el seno de la familia donde se forman los valores, herramientas básicas para un desarrollo integral a nivel familiar, económico, cultural y social.
 
La familia es el contexto vincular para los niños/as y adolescentes, y es donde se crean pequeños escenarios para la convivencia.  Es el espacio donde tienen las primeras experiencias de aprendizaje y socialización, que servirán como referencia para comportamientos posteriores.
Igualmente, es allí donde aprenderán a resolver conflictos, a expresar el malestar, el desacuerdo, así como la expresión del afecto, la alegría y la satisfacción. Todo lo enseñado por los padres se convierte en bases sólidas difíciles de derrumbar. Esto los ayudará a no dejarse arrastrar por lo que ocurre en su entorno o afectar por situaciones inapropiadas que reciba del mundo exterior; o por el contrario si dentro del entorno familiar se vive en función de la violencia, discordia, disarmonía; dicha dinámica será el aprendizaje de los niños y jóvenes los cuales trascenderán en otros escenarios:  escuela, colegios trabajo, comunidad, y en todo tipo de vínculo e interacción, familiar, escolar, personal, social, etc.
 
Esto implica la importancia de la coherencia y sentido de vida que ejerzan los padres y cada miembro adulto que tiene contacto con niños y adolescentes a la hora de enseñar a resolver conflictos en el día a día, sea a base de una convivencia pacífica; el camino de la paz o a través de la violencia.
La paz se vive y se aprende en el día a día, en la sana convivencia con los otros, en el respeto, la tolerancia, la sinceridad, en el cumplimiento de las normas y el deber, en el amor y en el respeto de los derechos propios y ajenos, con la empatía, y un equilibrio entre la inteligencia emocional, moral e intelectual empezando por las propias para así poder proyectar, transmitir, comunicar y enseñar adecuadamente a nuestros hijos.
 
Para enseñar una verdadera cultura de paz dentro del interno del hogar hay de partir rompiendo con los mitos y también las viejas creencias sobre la violencia: “si te pegan, pegas”, “los niños no lloran”, “defiéndete como varón”, etc.  El cambio de mentalidad de cada adulto formador y educador, marcará la diferencia en ello, por ende, implica un cambio de actitud en el tratamiento de la resolución de conflictos y la verdadera vivencia de una cultura de paz.

Pasos para la enseñanza de una convivencia pacífica desde el hogar.

Es importante y vital que estos 10 pasos sean y sirvan de referencia para  formar a nuestros niños y adolescentes, como los pilares y herramientas para vivir pacíficamente y aprender a resolver conflictos de forma pacífica.
1. Voluntad:  Es fundamental no dejar que los niños consigan las cosas fácilmente, enseñarles que para obtener buenos resultados se requiere esfuerzo.
2. Exigencia: Permitirle realizar las cosas por sí mismo, superar dificultades y estudiar alternativas. Ser firme en las exigencias y que estén de acuerdo a sus posibilidades.
3. Valentía: Que tengan modelos que los incentiven a la formación de sus valores y que les aporten algo positivo.
4. Respeto:  Desde respetar su cuerpo, a sus padres, a familiares, maestros y a todos los que están a su alrededor, hasta el cuidado de sus cosas.
5. Generosidad: Que tengan un buen referente, en este caso sus padres, dando una limosna, orientando correctamente a alguien u ofreciendo un consejo a un amigo.
6. Cortesía. El dominar sus actos y tener respeto por los demás le permitirá hacer uso de la educación y la amabilidad.
7. Orden. Para que haya armonía en el hogar es esencial este elemento. Cuando hay orden en casa, hay normas y límites, lo que proporciona seguridad a los hijos y enseña a tener disciplina.
8. Honestidad: la práctica dentro del hogar con la veracidad y la integridad en cada acto por más mínimo que sea este, hará entender a nuestros hijos que la transparencia de nuestros actos es lo más importante, diferenciando lo correcto de lo incorrecto de forma clara.
9. El diálogo y la comunicación: demostrar en el día a día a que aprendan a escucharse dentro de una conversación y diálogo tanto lo que piensan y sienten, es la base para la resolución de conflictos, siempre dentro del marco del respeto.
10. Empatía: comprender que todos tenemos sentimientos y emociones, el ponernos en los zapatos del otro es una tarea compleja pero importante, que nuestros hijos entiendan que todo lo que hacemos genera una reacción emocional en el otro sea positiva o negativa es fundamental para que exista la clara conciencia de humanización en la forma de vincularse y tratar a los demás.
 

La vida es un proceso dinámico y cambiante. Es fundamental que las familias desarrollen recursos para adaptarse a los eventos a que están expuestas a lo largo de su ciclo; interactuar y reconocer al otro. Una convivencia saludable se caracteriza por la cercanía, unidad y afecto, sin invadir los espacios personales, permitiendo el desarrollo de la autonomía, el respeto por el otro, por la diferencia; una línea de autoridad clara, firme y humanizada.
Igualmente tener unas reglas y límites bien definidos; lo que se constituye en el escenario adecuado y en una postura de construcción de paz.

Elaborado por:
Psic. Reh. Vanessa Huayamave

 


16 jul 2019

Violencia intrafamiliar


La violencia intrafamiliar es toda acción u omisión que consiste en maltrato físico, psicológico o sexual, ejecutado por un miembro de la familia en contra de la mujer o demás integrantes del núcleo familiar. La violencia intrafamiliar, es considerada como un problema de seguridad ciudadana, pues afecta a 6 de cada 10 mujeres en el Ecuador. No obstante, los hechos de violencia ocurren casi siempre en el lugar donde se supone es el más seguro para una persona: su hogar, y es cometido por un miembro de su familia, pareja o ex pareja. Los expertos en este tipo de violencia establecen que existen diversas características para identificar a un maltratador: 

  1. Son individuos muy dependientes a nivel emocional que manifiestan dicha dependencia a través de la agresividad. 
  2. Se muestran seguras de sí mismas e incluso aparentan ser altivas; sin embargo suelen tener problemas de autoestima. 
  3. Necesitan humillar para sentirse superiores. 
  4. Es frecuente que tengan carencias afectivas que arrastran desde su infancia o adolescencia. 
  5. Presentan celos patológicos. 
  6. No son capaces de demostrar sus sentimientos. 
A pesar de que este tipo de violencia se encuentra penado por la ley, estos delitos no suelen ser denunciados ya que las víctimas pueden sentir vergüenza, temor o culpa; los expertos insisten y recomiendan a las víctimas que superen el miedo y hagan las denuncias correspondientes para romper con el vínculo violento. La prevención es una de las soluciones, es necesario que el agresor sea tratado por un profesional que le ayude a superar conflictos adquiridos a temprana edad. Se debe enseñar a los niños que los actos de violencia atentan contra la convivencia pacífica. Es necesario el diálogo para tener buenas relaciones y contribuir a la paz y armonía. 

Por: Miss Iliana Vásquez

25 jun 2019

Compromiso de todos



Actualmente, para algunos o muchos estudiantes la escuela se ha convertido en la fuente de un tipo de violencia del que son víctimas y que ejercen sus propios compañeros, Un empujón que se repite. Un apodo que denigra. Un insulto cada vez que le toca salir a la pizarra. Durante años la intimidación ha formado parte de la vida en el ámbito escolar e incluso en el laboral. En la escuela existen muchas formas de ejercer y sufrir violencia entre pares, se trata del acoso escolar o bullying. El acoso escolar o “bullying” es un hecho, es una realidad a la que nadie, ni padres o madres, ni los docentes, ni los estudiantes deben dar la espalda, es un fenómeno social/escolar al que hay que enfrentarse. Ningún estudiante está exento de que en un momento determinado pueda sufrir algún tipo de maltrato; por ello, hay que estar preparados para intervenir lo antes posible y formados para prevenir. 

En el informe titulado Una mirada en profundidad al acoso escolar en el Ecuador: Violencia entre pares en el sistema educativo basado en investigaciones en el año 2015 se realizó un consenso en donde se define al acoso escolar como “los actos violentos (insultos, apodos ofensivos, agresiones físicas, robos, amenazas u ofensas por redes sociales, mensajes de texto a celular o correo electrónico) que se realizan con frecuencia y de modo intencional entre estudiantes de una institución educativa, en una relación de desequilibrio de poder, y a través de los cuales el acosador busca afirmar su superioridad en el grupo. 

Esta definición incluye los diversos modos de acoso escolar, sus espacios y los rasgos que permiten diferenciarlo de la violencia escolar entre pares” (p. 8). Recientemente, la tecnología y los medios de contacto social se han convertido en un nuevo vehículo de este mal que ha ampliado su alcance. Ejemplo de ello es el “acoso cibernético” (cyberbullying) que se lleva a cabo en Internet y con teléfonos celulares. 

El acoso escolar resulta una lamentable realidad derivada de la violencia propia del momento actual de nuestra sociedad. Un ejemplo de ello son las series sobre “narcos” en la televisión generando estereotipos falsos que podrían confundir a niños y jóvenes. Juegos de videos con asaltantes como protagonistas en los que sumas puntos cuando matas y la violencia intrafamiliar. 

Es compromiso de todos la prevención y erradicación del acoso escolar, que el respeto, la empatía, la armonía primen en el ambiente familiar, observando a nuestros hijos, escuchando lo que dicen, para así brindarle las herramientas adecuadas y poder enfrentar cualquier situación de acoso. La escuela debe ser un espacio en que los niños y adolescentes se sientan seguros mediante acciones educativas que ayuden a mejorar la convivencia escolar y esto repercutirá positivamente en el desarrollo integral de los estudiantes.

2 may 2019

La palabra del niño y niña en la prevención del abuso sexual infantil


El abuso sexual infantil es una problemática que ha permanecido acallada dentro del malestar cultural. Resulta aún hoy muy incómodo hablar desde ciertas esferas y sectores sociales sobre esta dura realidad que golpea a nuestros niños y niñas. La literatura demuestra que la primera reacción de los cuidadores de los niños y niñas, ante la manifestación de un posible abuso sexual (por ejemplo, en los juegos hipersexualizados) es de angustia y, ante la interpelación del cuidador (entiéndase como el padre, la madre o un familiar a cargo del niño/a) sobre la dinámica observada, la respuesta del adulto es la increencia. 

El planteamiento ético desde la atención terapéutica se debate en reconocer plenamente a un niño o una niña como un sujeto. ¿Qué significa esto? Pues es la posición de reconocer que en ese niño y niña se encuentra una subjetividad que merece respeto y cuyas palabras deben ser atendidas y escuchadas; que en esa subjetividad en construcción acontecen eventos que pueden acarrear dolor y sufrimiento, muy por el contrario al famoso prejuicio de que la infancia es una etapa de “color de rosa”. 

La famosa psicoanalista francesa Francoise Doltó, quien mantuvo una clínica especializada en la atención a niños/as, logró transmitir que efectivamente la palabra del niño/a tiene un valor fundamental, de carácter simbólico, frente a su posición en el mundo: su manera de entender las diversas etapas que atraviesa; la forma de vivir su afectividad con sus pares y con los adultos; la posición que ocupa dentro de la familia y, que en el mejor de los casos, se reconoce al niño/a como un ser humano deseado en amor dentro de la pareja parental. 

Pero, un evento de alto nivel traumático como un abuso sexual, puede dejar al niño o niña sin palabras. De ahí la sutileza clínica de poder leer en los síntomas (juegos, actos, dibujos) las impresiones de una posible violencia de carácter sexual. Considero que, la primera medida de prevención ante esta triste problemática es la de reconocer plenamente a nuestros niñas y niños como seres humanos plenos. De ahí que, la creencia en sus palabras, podría permitir tomar medidas oportunas para detener a tiempo un posible abuso sexual. Es importante que los padres y las madres puedan detenerse en medio de la velocidad del ritmo del día a día, para poder escuchar a nuestros hijos e hijas. Por eso la invitación ética también es con las familias: escuchemos a nuestros niños y niñas. 

Por: Psic. Clín. Alvaro Rendón Chasi

11 oct 2018

Fortnite Battle Royale y el impacto psico afectivo en lo niños



Siempre la expectativa del maestro dentro de su dinámica de clase es poder abordar inquietudes, preocupaciones o hasta debates sobre temas de la asignatura a más de otros aspectos que pueden surgir dentro de la clase, como   murmullos,  pequeñas pláticas entre los estudiantes, etc.
Hoy en día uno de estos murmullos cobra cada vez más fuerza en las aulas, levantándose como una voz que alerta al adulto y que obnubila a los niños.

La fascinación por jugar Fortnite y sobre todo la versión Battle Royale (la cual es gratuita) de la noche a la mañana es un tema que genera algarabía, polémica, diálogos interminables entre los niños; este videojuego con millones de usuarios gamer alrededor del mundo no solo que es un éxito ente los video juegos tanto en consola como en línea; sino también que ha generado preocupación en los padres y educadores surgiendo preguntas  desde las más elementales  como de qué se trata,  hasta cuestionamientos y debates si es o no pertinente que sus hijos jueguen fortnite.

Este juego de acción de supervivencia se parece a lo que obtendrías si combinaras un juego de construcción de sandbox como Minecraft con un juego de acción como Call of Duty. Todos estos no solo que coinciden en su popularidad mediática, sino también en los excesos que generan en los niños por permanecer dentro de estos juegos y realidad virtual horas interminables frente a las Tics. 

En términos generales Fortnite, tiene como positivo o fortaleza que enseña al usuario en este caso a los niños a saber trabajar en equipo, así como saber generar y crear estrategias en de un juego (pensamiento estratégico y creatividad), genera acciones de socialización e interacción en este caso usando el mundo virtual y sentido de competitividad. Sin embargo no se puede excluir que lo negativo está descrito en el contexto y trasfondo que es la violencia a través de este recurso de diversión tecnológica y los componentes de hiper-estimulación, alto riesgo de exponer a nuestros hijos a posibles perpetradores y violencia online entre pares y desconocidos (cyberbulying) entre otros.

Pero, ¿Por qué a nuestros hijos les encanta Fortnite? Este videojuego combina dos elementos claves  que influyen significativamente, el primero a nivel sensorial y el segundo a nivel socio-afectivo; la ambientación virtual, la existencia de imágenes caricaturescas, llamativas, vistosas, el sonido resonante y los efectos del mismo,  estimulan e hiper-estimulan a los usuarios a nivel sensorial, saturándolos de información y generando un efecto “de éxtasis” que los mantiene “enganchados y acelerados” en esa algarabía de estímulos sensoriales; así como la modalidad del juego que permite al niño jugar tanto solo como en equipo (dúo o escuadrón);  generando el interés social de los pequeños a una interacción tanto conocida como desconocida, ofreciendo un abanico de interrelación social virtual.

Este riesgo existente dentro de lo vistoso y llamativo del juego para los niños gira en torno a la trama e historia: supervivencia basada en ataques sangrientos y agresivos, donde matar al otro por ser una amenaza es parte de la estrategia de  juego; retomando que si el enganche principal era la interacción en vivo con otros jugadores, esta violencia tiende a trasladarse a las salas de chat que ofrece el video-juego donde a más de intercambiar estrategias, también se intercambian comentarios ofensivos, agresivos, destructivos con otros usuarios sean estos conocidos y más aun desconocidos, siendo una ventana abierta para los posibles perpetradores (groomers) que buscan estos espacios para acosar o también otras prácticas violentas que pueden erigirse como el cyberbullying a partir de esta competencia; llegando a  tornarse en obsesiva, peligrosa y dañina .

Paralelo a esto hay algo que tanto padres como educadores debemos estar alerta y es que  nuestros niños e hijos,  juegan esto como un suceso imperioso y verdadero, a pesar que el adulto y el entorno refiera que es solo un juego; para nuestros pequeños usuarios no lo son; ya que sus estadios evolutivos sobre todo desde la parte cognitiva y afectiva no siempre le permitirán flexibilizar, discernir y entender que es una realidad virtual y que esto no es real; de ahí radica la necesidad que los padres desde sus hogares analicen con coherencia que tan pertinente e imperioso  es que sus hijos tengan acceso a este tipo de video-juegos y en caso de ya tenerlo y usarlo, la supervisión constante, el asignar un horario establecido,  activar el control para evitar riesgos y peligros online, que minimicen y contrarresten  tener niños enchufados y enganchados en una práctica de ocio poco saludable como parte de la rutina y hábitos dentro del entorno familiar.

Es cierto que la generación de nuestros niños de hoy en día  es de los milenials, sin embargo, los principios, valores y hábitos son los que le darán forma, seguridad, carácter y permitirán un desarrollo integral de los niños. Fornite es una alternativa de ocio tecnológico, basado en un mundo irreal virtual; es parte de la moda mediática;  como padres y educadores es importante en casa y en las aulas de clase cuando existan estos campanazos de alerta el detenernos permitirán no solo observar el por qué de las cosas sino ir siempre más allá de lo visible, qué está pasando en el mundo interno de nuestros niños e hijos.

Por eso no olvidemos lo siguiente:
  • Delimitemos las acciones de nuestros niños en pasos claves que son su rutina y hábitos. 
  • Remarcar que indistinto a que la web o el mundo externo refiera que si se puede jugar un video-juego, como adultos formadores; son los padres como ley amable y firme quienes determinan dentro de sus códigos de casa, cuando, cómo y bajo qué circunstancias se puede jugar o no un video-juego.
  • Alternar otras opciones de ocio saludables a nuestros hijos que no solo recurran al mundo de la tecnología (celular, consolas, computador, Ipad, etc).
  • Establecer en casa un horario para todo.
  • El googlear con nuestros hijos cuando se muestren impositivos ante un requerimiento y exigencia de la necesidad del video-juego, analizar con ellos los pros y los contras y que sirva del argumento válido para consentir o no el uso del mismo.
  • Recordar que el uso de las tecnologías como consolas, laptops, computador de escritorio más aun si tienen internet deben estar visibles al adulto.
  • Mantener una comunicación constante con nuestros hijos, escucharlos atentamente para saber y conocer qué aspectos deben ser guiados y orientados desde el hogar.
 Es tarea de todos, es tarea conjunta en formar y guiar a nuestros niños.

Elaborado por: Vanessa Huayamave - Psic. Reh. Educativa