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15 dic 2010

LOS MEJORES JUGUETES NO SON LOS MÁS CAROS







Con la llegada de la Navidad, los buzones se llenan de catálogos de juguetes y los anuncios televisivos crean una necesidad irracional de consumo. No debemos olvidar que los juguetes son un medio para conseguir un fin: aprender y divertirse jugando. El juego es la actividad principal del niño y su modo natural de aprendizaje. A través del juego, el niño estimula sus sentidos, su inteligencia, su lenguaje, ejercita habilidades motoras, despierta su curiosidad y potencia su creatividad. Además, le permite fortalecer los lazos afectivos con sus padres y establecer relaciones sociales. Por tanto, es tarea de los padres poner a su alcance juguetes y materiales apropiados a cada edad. El niño va desarrollando sus capacidades y habilidades de manera progresiva y los juegos y los juguetes deben adaptarse a cada etapa del desarrollo. Durante los dos primeros años de la vida del niño, el juego se fundamenta en el movimiento y en las sensaciones a través de los sentidos. Sentirse seguro y querido es fundamental para su crecimiento, así que los padres se convierten en el mejor juguete. Son fuente inagotable de estimulación divertida y variada, además de aportar afecto y seguridad. Para jugar con un niño no es requisito tener cualidades especiales, ni tampoco es necesario gastarse mucho dinero. Lo imprescindible es tener imaginación, paciencia y dedicar tiempo a jugar con ellos. A esta edad, un niño prefiere jugar con sus padres que estar solo con el juguete de moda más sofisticado. A partir de los dos años, sus capacidades y habilidades son mayores, lo que nos permite introducir juegos sencillos pero muy educativos: tijeras, pinturas, plastilina, arcilla, pelotas, construcciones, disfraces, puzzles… Aparece el juego simbólico; quieren y necesitan imitar a los adultos: cocinitas, teléfonos, espadas, maletines de médicos … Los juegos que potencian el movimiento y el equilibrio son fundamentales: triciclos, patines, motos, bicicletas... siempre que sean ellos quienes controlen la fuerza y el equilibrio del vehículo. Alrededor de los seis años, los videojuegos entran a formar parte de su tiempo de ocio. En líneas generales, sin negar los beneficios que su buen uso aporta, cabe destacar el papel decisivo de los padres a la hora de su elección: conocer el contenido, leer las instrucciones, descartar los violentos, limitar el tiempo de juego diario y coparticipar en el juego siempre que sea posible. Para terminar, quiero hacer mención especial a los juegos tradicionales de mesa. Son juegos en familia, que además de estimular el aprendizaje en los niños, aportan recuerdos inolvidables de momentos familiares. En un mundo lleno de tecnología, no dejemos caer en el olvido recursos baratos pero con gran valor educativo: los cuentos, los juegos de mesa, la música, las manualidades… y el cariño, la paciencia y la dedicación de sus padres. Algo que nunca se anuncia ni tampoco se encuentra a la venta.
REF: http://www.sontushijos.org/articulos.php?id=22&a=1003

15 nov 2010

EFECTOS DE LOS ESTILOS DE COMPORTAMIENTO DE LOS PADRES SOBRE EL DESARROLLO DEL NIÑO

HIJOS DE PADRES AUTORITARIOS

• Tienden a ser obedientes, ordenados, poco agresivos, más tímidos, poco tenaces a la hora de perseguir metas.

• Tienden a tener una pobre interiorización de valores morales, orientándose más a los premios y castigos que hacia el significado intrínseco del comportamiento.

• Manifiestan pocas expresiones de afecto con los iguales, siendo poco espontáneos, llegando incluso a tener problemas en establecer estas relaciones.

• Tienen un “lugar de control” externo, baja autoestima y dependencia.

• Tienden a ser poco alegres, coléricos, aprensivos, infelices, fácilmente irritables, y vulnerables a las tensiones.

HIJOS DE PADRES PERMISIVOS

• Tienden a tener problemas para controlar sus impulsos, dificultades para asumir responsabilidades.

• Son inmaduros.

• Tienen bajos niveles de autoestima.

• Tienden a ser más alegres y vitales.

HIJOS DE PADRES DEMOCRATICOS

• Tienden a tener niveles altos de autocontrol y de autoestima.

• Son más capaces de afrontar situaciones nuevas con confianza.

• Son persistentes en las tareas que inician.

• Son interactivos y hábiles en las relaciones con los iguales, independientes y cariñosos.

• Suelen tener valores morales interiorizados.

Encuentre el estilo de paternidad que predomina en usted y las consecuencias que tienen en su hijo, evite ser un padre autoritario o muy permisivo, las actitudes extremas son desfavorables, brinde amor y cariño, pero también normas y disciplina.

• Converse con su niño, explíquele el porqué de las normas y castigos. Haga también que reflexione acerca de su conducta, tomando interés en sus opiniones y tomando decisiones en conjunto.

• Promueva que su niño, sea un ser autónomo y autosuficiente, oriéntelo a encontrar soluciones para resolver sus propio problemas, no lo sobreproteja, prepárelo para enfrentar la vida.

12 oct 2010

QUÉ TIPO DE PADRES SOMOS?: ENCUENTRE SU ESTILO DE PATERNIDAD

Criar y educar a nuestros hijos es una experiencia maravillosa y a la vez ardua, probablemente es la tarea más importante que nos toca cumplir en la vida, ser responsables de la formación personal de nuestros hijos es lo que determinará el tipo de persona que será en el futuro.
¿Qué es lo que determina la conducta del niño? Principalmente, la constitución biológica del bebé, es decir sus características innatas y la personalidad o características psicológicas que son formadas en el ambiente familiar, específicamente producto del estilo de paternidad de los padres o cuidadores.

Estos estilos de paternidad son el conjunto de actitudes, sentimientos, y patrones de conducta que los padres asumen frente al niño y que repercuten en el funcionamiento, tanto psicológico como social, de los hijos. Se expresan de diferentes formas pero en general pueden hallarse tres tipos:

Estilos de paternidad

Estilo autoritario: son padres exigentes, pero que prestan poca atención a las necesidades de sus hijos; las reglas y órdenes de estos padres no pueden ser cuestionadas ni negociadas. La relación que establecen con sus hijos es fundamentalmente para dictarles órdenes enfatizando siempre que ellos son la autoridad y que ésta pocas veces es falible; escasamente consideran las peticiones de los hijos y no responden a sus demandas, combinan estas actuaciones con poco afecto y altos niveles de control. Es propio de este estilo el que aparezcan conductas de privaciones junto con las de coerción verbal y física.

Las graves consecuencias del autoritarismo despótico, aprendido y vivido en el propio hogar durante demasiados años, son bastante frecuentes que se transmitan de generación en generación como si se tratara de una “reacción en cadena”. Los hijos que han vivido permanentemente sometidos a estos esquemas van acumulando grandes dosis de agresividad y frustración. Posteriormente tratarán de descargar éstos aprendizajes, bajo la forma de “agresividad transferida”, contra personas o situaciones que poco o nada tuvieron que ver con la causa de la frustración.

Estilo permisivo: se trata de padres poco exigentes que atienden las necesidades de sus hijos en exceso, establecen pocas reglas de comportamiento. Muestran extrema tolerancia a los impulsos de los hijos y usan muy poco el castigo para disciplinarlos.

Los padres permisivos evitan hacer uso del control, utilizando pocos castigos y muestran una excesiva concesión en las demandas de los hijos; se muestran tolerantes y tienden a aceptar positivamente los impulsos del niño. Su estilo comunicativo es poco efectivo y unidireccional, considerando en exceso las iniciativas y argumentos infantiles.

Dentro de lo que se conoce como estilo permisivo se observan distintas formas de actuación:

• Padres que consideran que los hijos deben crecer en libertad, sin poner límites, o al menos que estos deben ser los mínimos. En este estilo podemos encontrar padres que desean que sus hijos tengan todos sus deseos satisfechos ya que ellos no los tuvieron.
• Padres que lo son por miedo al enfrentamiento con sus hijos y que acaban cediendo a todas sus demandas.

Estilo Democrático: son padres exigentes que atienden las necesidades de sus hijos; los cuales establecen estándares claros y son firmes en sus reglas. Utilizan sanciones de manera adecuada; apoyan la individualidad e independencia de los hijos; promueven la comunicación familiar y respetan tanto los derechos de los hijos como los suyos propios. Otro aspecto muy significativo de este tipo de padres es que ajustan las demandas que hacen a sus hijos de acuerdo con sus diferentes niveles de desarrollo.

Los padres democráticos explican a sus hijos las razones de las normas que establecen, reconocen y respetan su independencia, negociando con ellos y tomando decisiones en conjunto. Son padres que responden a las demandas y preguntas de sus hijos mostrando atención e interés.

Según estudios e investigaciones psicológicas, este estilo favorece la autonomía del niño ya que los padres emplean un estilo comunicativo efectivo, caracterizado por una amplia comunicación comprensiva y bidireccional, repartiendo a la vez adecuadas dosis de disciplinas y normas; lo que no se ve en el padre permisivo ya que no ofrece la orientación y la disciplina que el niño necesita para ser autónomo ni en el caso del padre autoritario, donde se aprecia que controla a los hijos de una manera muy estricta, utilizando el castigo y los golpes que causan inseguridad y temor en el niño.


23 ago 2010

Bullying o acoso escolar



Qué opinas del video?

Qué harías como padre frente a esta situación?


Comente, nos gustaría conocer su opinión

TEST PARA PADRES - “USO DEL INTERNET POR MIS HIJOS”














Instrucciones:


Este cuestionario debe ser completado por cada padre de familia independientemente, y para cada uno de los hijos que usa la Internet. Cada padre debe completar el cuestionario por separado, para luego comparar y discutir las respuestas en familia.

Lea y piense en cada enunciado, conteste Sí o No, y apunte sus respuestas:

1. Sé el nombre de usuario de mi hijo.
2. Sé las contraseñas principales de mi hijo, o dónde encontrarlas.
3. Sé desde qué lugares mi hijo se conecta a la Internet.
4. Sé cuánto tiempo pasa mi hijo conectado a la Internet.
5. Sé con quiénes chatea mi hijo por correo electrónico, teléfono y video virtual.
6. Sé cuáles son los sitios informativos que mi hijo visita más frecuentemente.
7. Sé cuáles son los sitios recreativos (música, videos, etc.) favoritos de mi hijo.
8. Conozco los juegos en línea que mi hijo juega.
9. Visito las páginas de mi hijo en las redes sociales virtuales (My Space, Facebook)
10. Sé qué problemas o conflictos con otros usuarios ha tenido mediante la Internet.
11. Converso con mi hijo sobre la intimidación cibernética.
12. Hablo con mi hijo para que evite dar información personal por la Internet.
13. Platico con mi hijo sobre los charlatanes y las ventas oportunistas en la Internet.
14. Requiero que mi hijo me consulte antes de hacer compras por la Internet.
15. Discuto con mi hijo qué hacer cuando reciba invitaciones peligrosas.
16. Advierto a mi hijo sobre los sitios que difunden ideas y valores destructivos.
17. Converso con mi hijo acerca de los impostores y depredadores en la Internet.
18. Uso servicios de control y bloqueo, filtros y programas protectores en casa.
19. Tenemos reglas familiares justas y razonables sobre el uso de la Internet.
20. Enseño a mi hijo mediante mi ejemplo a usar la Internet responsablemente.

Una vez haya completado el cuestionario, repáselo con sus hijos. Celebre sus respuestas acertadas, y descubra las respuestas correctas a las preguntas que falló.

Recuerde que, ya que la Internet es inmensa, cambia y crece constantemente, NOS TOCA A LOS PADRES ESTAR ATENROS A ESOS CAMBIOS PARA PODER ORIENTAR A NUESTROS HIJOS.

Maricruz Alvarado de Moreira

11 ago 2010

¿QUÉ ES LA ATENCIÓN Y LA MEMORIA, CÓMO PODER AYUDAR A MI HIJO A MEJORARLA?

¿QUÉ ES LA ATENCIÓN Y LA MEMORIA, CÓMO PODER AYUDAR A MI HIJO A MEJORARLA?

Son preguntas que con frecuencias nos hacemos los padres, sobre todo si al momento de plasmar lo estudiado por nuestros hijos, ellos lo hacen mal, cayendo en un constante bajo rendimiento. Entonces.

QUÉ ES LA ATENCIÓN Y LA MEMORIA?

La memoria es el proceso mental mediante el cual la persona fija y conserva las experiencias vividas y las re-actualiza de acuerdo a las necesidades del presente. La memoria asegura el almacenamiento de la información, siendo la atención uno de los factores asociados a su buen funcionamiento, entendida ésta como el esfuerzo realizado por la persona tanto en la fase de almacenamiento como en la fase de recuperación de la información, de ahí la importancia que nuestros hijos se esfuercen por recuperar la información y no caer en lo cómodo decir ¡NO PUEDO! ¡NO SÉ!.

TIPS PARA ESTIULAR A LA ATENCIÓN Y A LA MEMORIA

1. Evitar que se levante a cada momento del lugar de estudio en casa.
2. Lo que inicia debe terminarlo.
3. Dele varias órdenes en una sola consigna, por ejemplo; anda al dormitorio, coge la cartera blanca que está dentro del closet y déjalo sobre la cama. En este ejercicio el niño o niña debe primero prestar atención y luego almacenar y retener la información para poder ejecutar, ahí está implícita la memoria y la atención
4. Evitar que hable o haga las cosas de manera atropellada, esto no permite una verdadera atención de lo que escucha, habla o hace.
5. Si su niño es muy ansioso de hecho bloqueará siempre a la atención, por lo que es necesario realizar ejercicios de relación como: respirar profundamente, tranquilizarse. Estos ejercicios debe con mayor frecuencia hacerlos cuando se enfrenta a una prueba.
6. Evitar acostarse a dormir con el televisor prendido, con auriculares, o todo que implique sonido. Esto no permite que el cerebro tenga un descanso reparador.

SIGA ESTOS TIPS Y OBSERVARÁ CAMBIOS POSITIVOS EN SU HIJO O HIJA

¡SUERTE!
Por. Miss MariCruz Alvarado
Logos Academy

25 jun 2010

CÓMO LLEGAR A SER UN BUEN PAPÁ?


Hoy en día todos sabemos que es muy difícil ser un buen padre, o tan solo un padre. Con el aumento de los divorcios, separaciones, madres solteras y las familias en las que el padre y la madre trabajan fuera de casa, el tiempo que queda para los hijos es muy escaso. Aún así, tengo el convencimiento de que, independientemente del ritmo de trabajo o de la situación vital de cada miembro de la familia, es posible ser mejor padre de lo que se es. Siempre tenemos tiempo para cambiar y mejorar.

Ser mejor padre aunque no sea sencillo, puede conseguirse siguiendo unos pocos principios que
hay que poner en práctica a diario, los cuales enumeraré a continuación:

• PRINCIPIO 1: No se involucre en luchas de poder frente a su hijo/a de las que es probable que nadie salga victorioso.

• PRINCIPIO 2: Diga cosas agradables a sus hijos de vez en cuando, sobre todo si no se lo esperan.

• PRINCIPIO 3: Es importante ser raro. No deje que los hijos piensen que son más raros que sus padres.

• PRINCIPIO 4: No haga cosas por sus hijos, que ellos sean capaces de hacerlo por sí mismos, no caigas en exagerada sobreprotección, llegando a la inutilidad.

• PRINCIPIO 5: Hay que tener una autoestima alta. Si el padre no la tiene, sus hijos tampoco.

• PRINCIPIO 6: Aprenda a pedir disculpas cuando no cumplas las promesas o sencillamente te equivocaste.

• PRINCIPIO 7: No impongas castigos que no vas a cumplir, pues esta sanción se desgasta.

• PRINCIPIO 8: Recuerda que eres el padre o madre no la amiga o el amigo

• PRINCIPIO 9: Tratar de ser creativo, alegre, comunicativo, positivo, regalar sonrisas.

• PRINCIPIO 10: Hacerles sentir que los amamos, pero sin caer en manipulaciones.

Miss Maricruz Alvarado

27 abr 2010

La Nueva Generación de Padres

Somos las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los errores de nuestros progenitores. Y en los esfuerzos de abolir los abusos del pasado, somos los más dedicados y comprensivos pero a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia.

Parece que en nuestro intento de ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo a otro. Así, somos los últimos hijos regañados por los padres y los primeros padres a quienes los hijos nos regañan; los últimos que les tuvimos miedo a los padres y los primeros que les tememos a los hijos; los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos. Y lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos nos irrespeten.

En la medida que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal. En efecto, antes se consideraba buenos padres a aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto; y buenos hijos a los niños que eran formales y veneraban a sus padres.

Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas entre adultos y niños se han ido desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquellos que logran que sus hijos los amen, aunque poco los respeten. Y son los hijos quienes ahora esperan respeto de sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias y su forma de actuar y de vivir. Y que además les patrocinen lo que necesiten para tal fin. Como quien dice los roles se invirtieron, y ahora son los papás quienes tienen que complacer a sus hijos para ganárselos, y no a la inversa, como en el pasado. Esto explica el esfuerzo que hacen hoy tantos papás y mamás por ser los mejores amigos y parecerles “chéveres” a sus hijos.

Se ha dicho que los extremos se tocan. Y el autoritarismo del pasado llenó a los hijos de temor hacia sus padres, la debilidad del presente los llena de miedo y menosprecio al vernos tan débiles y perdidos como ellos. Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener, y de guiarlos mientras no saben para dónde van.

Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga. Sólo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante liderándolos y no atrás cargándolos, rendidos a su voluntad. Es así como evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se está hundiendo una sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros ni destino.

Por: Ángela Marulanda


9 feb 2010

Estoy aburrido - Qué hago?


¿Le suena familiar esta frase? Las tan anheladas vacaciones escolares a los pocos días de iniciadas terminan resultando una ordalía para los padres de familia quienes se preguntan qué más hacer para que los chicos se entretengan (incluso aquellos que cuentan con absolutamente toda la última tecnología en juegos). ¿Pero por qué sucede esto? ¿Por qué nos ubicamos en ese lugar angustioso? Por favor, los invito a recordar conmigo nuestra propia época de vacaciones escolares… Sí, hace siglos atrás…

¿Endilgábamos acaso a nuestros padres la responsabilidad de divertirnos? En mi caso iba a Salinas, a casa de mi abuela Mery. Tenía un jardín enorme el cual invitaba a soñar en fantasías mágicas. Con los niños vecinos jugábamos a las escondidas, rayuela, estatuas, el florón, etc. Pero no tenía todo el tiempo disponible para aquello. Debía levantarme a las 8h00 a desayunar. Mi cuarto debía estar en orden con la ropa y juguetes en su lugar. Luego, iba a la plaza con un adulto para hacer las compras para la comida. A las 11h00 daban el programa de cocina “Día a día con Maria Rosa” y a la par que mi abuela, copiaba la receta en un cuaderno que ella compraba con ese fin. Con cinco perros en casa, siempre le tocaba el turno alguno para ser bañado. Luego el jardín debía ser regado… El tiempo para jugar tenia horario y créanme, era muy esperado por mi y lo saboreaba de principio a fin. Nunca se me ocurrió que podía contradecir este orden de cosas y aunque nunca sucedió, creo que si le hubiera hecho la famosa pregunta a mi abuela, de seguro ponía a mi alcance un trapo y una escoba y me invitaba a limpiar (algo por lo que ella tenia absoluta pasión)

Sí, los tiempos han cambiado, pero ahora que en casa mis propios hijos me hacen esta pregunta, me he puesto a reflexionar y seriamente a considerar rescatar algunas cosas de aquellas vacaciones del ayer…


Por María Luz Polit

Logos Academy