¿Le suena familiar esta frase? Las tan anheladas vacaciones escolares a los pocos días de iniciadas terminan resultando una ordalía para los padres de familia quienes se preguntan qué más hacer para que los chicos se entretengan (incluso aquellos que cuentan con absolutamente toda la última tecnología en juegos). ¿Pero por qué sucede esto? ¿Por qué nos ubicamos en ese lugar angustioso? Por favor, los invito a recordar conmigo nuestra propia época de vacaciones escolares… Sí, hace siglos atrás…
¿Endilgábamos acaso a nuestros padres la responsabilidad de divertirnos? En mi caso iba a Salinas, a casa de mi abuela Mery. Tenía un jardín enorme el cual invitaba a soñar en fantasías mágicas. Con los niños vecinos jugábamos a las escondidas, rayuela, estatuas, el florón, etc. Pero no tenía todo el tiempo disponible para aquello. Debía levantarme a las 8h00 a desayunar. Mi cuarto debía estar en orden con la ropa y juguetes en su lugar. Luego, iba a la plaza con un adulto para hacer las compras para la comida. A las 11h00 daban el programa de cocina “Día a día con Maria Rosa” y a la par que mi abuela, copiaba la receta en un cuaderno que ella compraba con ese fin. Con cinco perros en casa, siempre le tocaba el turno alguno para ser bañado. Luego el jardín debía ser regado… El tiempo para jugar tenia horario y créanme, era muy esperado por mi y lo saboreaba de principio a fin. Nunca se me ocurrió que podía contradecir este orden de cosas y aunque nunca sucedió, creo que si le hubiera hecho la famosa pregunta a mi abuela, de seguro ponía a mi alcance un trapo y una escoba y me invitaba a limpiar (algo por lo que ella tenia absoluta pasión)
Sí, los tiempos han cambiado, pero ahora que en casa mis propios hijos me hacen esta pregunta, me he puesto a reflexionar y seriamente a considerar rescatar algunas cosas de aquellas vacaciones del ayer…
¿Endilgábamos acaso a nuestros padres la responsabilidad de divertirnos? En mi caso iba a Salinas, a casa de mi abuela Mery. Tenía un jardín enorme el cual invitaba a soñar en fantasías mágicas. Con los niños vecinos jugábamos a las escondidas, rayuela, estatuas, el florón, etc. Pero no tenía todo el tiempo disponible para aquello. Debía levantarme a las 8h00 a desayunar. Mi cuarto debía estar en orden con la ropa y juguetes en su lugar. Luego, iba a la plaza con un adulto para hacer las compras para la comida. A las 11h00 daban el programa de cocina “Día a día con Maria Rosa” y a la par que mi abuela, copiaba la receta en un cuaderno que ella compraba con ese fin. Con cinco perros en casa, siempre le tocaba el turno alguno para ser bañado. Luego el jardín debía ser regado… El tiempo para jugar tenia horario y créanme, era muy esperado por mi y lo saboreaba de principio a fin. Nunca se me ocurrió que podía contradecir este orden de cosas y aunque nunca sucedió, creo que si le hubiera hecho la famosa pregunta a mi abuela, de seguro ponía a mi alcance un trapo y una escoba y me invitaba a limpiar (algo por lo que ella tenia absoluta pasión)
Sí, los tiempos han cambiado, pero ahora que en casa mis propios hijos me hacen esta pregunta, me he puesto a reflexionar y seriamente a considerar rescatar algunas cosas de aquellas vacaciones del ayer…
Por María Luz Polit
Logos Academy
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