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27 jun 2017

¿Familias conectadas o enredadas?



 
Para los niños, niñas y adolescentes, las TICs son el modo “nativo” de comunicación entre ellos y de interacción con el mundo, por eso se los llama nativos digitales.

En octubre de 2010, UNICEF realizó una investigación sobre el uso de las redes sociales entre los adolescentes, que mostró que estas –sobre todo Facebook– son las herramientas de comunicación más utilizadas por la amplitud de posibilidades de que brindan los muros, el chat, los videos, las fotos y las aplicaciones de juegos, preguntas o encuestas.

Como padres y madres, estas nuevas formas de comunicación plantean una serie de desafíos a la hora de garantizar los derechos de los jóvenes y de protegerlos de los riesgos que existen en el ciberespacio.
Es por esta razón que el internet y el uso de redes sociales no solo que es un lenguaje informático y multimedia; sino que este abarca a una universo y convivencia virtual, y es de suma importancia que los adultos responsables encargados de la formación y educación de niños, niñas y jóvenes tengan plena conciencia de la constante exposición directa e indirecta a la que están inmerso sus hijos y educandos.

Tanto Internet como las redes sociales pueden ser una maravillosa herramienta para la realización de los derechos de los jóvenes. Como padres es una oportunidad y un desafío acompañarlos en este camino de aprendizaje.
Conversar con ellos sobre el uso responsable de la web es el punto de partida para eso.

Como padres es imprescindible analizar con sus hijos sobre todo en edades tempranas ¿Qué tan importante es una red social?, así como la intensidad y frecuencia en su uso. Analizar desde la pertinencia y la coherencia siguiendo incluso las políticas de uso para aperturar una cuenta o red social es necesario para que niños y jóvenes tomen conciencia que dejaran de lado su PRIVACIDAD y serán PERSONAS o “USUARIOS PÚBLICOS” donde no solo gozarán de las ventajas y las bondades informáticas y tecnológicas, pero también estarán expuestos a riesgos y peligros sea de manera directa o indirecta.

Los riesgos más comunes a los que están expuestos los niños y jóvenes en las redes sociales indistintas a las supervisiones que puedan o no tener de sus padres o las políticas de privacidad que sirvan de seguridad para salvaguardar su integridad virtual, son los “AMIGOS VIRTUALES O CONTACTOS”. Si bien son ciertas las herramientas tecnológicas posibilitaron establecer nuevos vínculos con muchísimas personas, estén cerca o en distintas partes del mundo. Estos nuevos contactos no requieren un conocimiento previo cara a cara, y pueden surgir como vínculos netamente virtuales, a través de un amigo en común, de un chat, o de ver una foto en un perfil y solicitar la incorporación como contacto, entre otras formas.

Es bueno que niños, niñas y adolescentes comprendan la diferencia entre “amigos” y “contactos”. Un contacto no necesariamente tiene mucha información sobre nosotros. Un amigo, en cambio, suele saber dónde vivimos, conoce a nuestra familia, comparte nuestra vida. Un contacto se entera cuándo es nuestro cumpleaños y puede dejarnos un saludo afectuoso en el muro de Facebook, pero no está invitado a compartir nuestra fiesta. Hacer un contacto sólo requiere un click.
Hacernos amigo o amiga de alguien es un recorrido en el cual vamos conociéndonos e intercambiando información sobre nuestras vidas.
Es por esta razón que la tarea de padres de familia y educadores fomenten todo el tiempo la importancia de la relación social personal entre sus padres  y que esta no puede ser reemplazada con la comunicación virtual, así como fomentar a diferenciar entre un contacto virtual y un amigo real; de ahí como padres la necesidad de conocer y supervisar a los “amigos en línea” de nuestros hijos y su lista de contactos, como tratamos de conocer a sus amigos del mundo real.

Otros riesgos comunes a los que están expuestos nuestros niños, niñas y jóvenes ya sea como víctimas o como partícipes. Algunos de estos riesgos se relacionan con situaciones:
_Comerciales: que reciban spam, que sus movimientos en la web sean seguidos, o que se capture su información personal, o que naveguen sitios de apuestas. A su vez, podrían hackear sitios o usuarios, descargar material ilegal, etcétera.
 _Violentas: que reciban o encuentren (o que produzcan o difundan) contenidos violentos, que sean acosados, agredidos o abusados (o que acosen o agredan a otros). _Sexuales: que reciban o encuentren contenidos pornográficos, que se encuentren personalmente con extraños que conocieron en la web. También podrían producir o subir material pornográfico a la red.
_Éticas: que reciban o encuentren (o que produzcan o difundan) contenidos racistas o que fomenten la anorexia, entre otros.

Hay que estar atentos a lo que chicos y chicas hacen en Internet. Es importante escucharlos y acompañarlos en esta etapa de descubrimiento. A medida que los chicos y las chicas crecen es necesario que aprendan a utilizar Internet de forma segura y responsable cuando están solos. Por eso, es fundamental que les enseñemos a:

_No intercambiar información personal, contraseñas o datos de la familia con desconocidos, ni subirlos o publicarlos en sitios públicos.
_Comprender en qué consiste la privacidad. Explicarles la importancia de proteger sus datos personales, con ejemplos de la vida cotidiana para que entiendan que esa información puede ser utilizada en su contra.
 _Respetar la privacidad de amigos, conocidos y familiares, no identificando a las personas que aparecen en sus fotos o videos sin su autorización; y a hacerse respetar cuando se sientan incómodos por alguna referencia a ellos en algún sitio, solicitando su eliminación.
_Actuar responsablemente cuando se encuentren con contenidos inconvenientes. _no revelar ni compartir sus contraseñas. Y no elegir la opción “recordar la contraseña” cuando se utilizan computadoras públicas.
No olvidemos el internet y las redes sociales son un universo de diversión, información, exposición, riesgo, peligro y precaución, un solo click puede marcar la diferencia.

Elaborado Por:
Psic. Vanessa Huayamave Contreras
 

3 may 2017

Los padres en la educación de sus hijos: la transmisión de un deseo




Si buscamos la etiología de la palabra educación nos encontramos con un debate filológico de 2 raíces: educare que significa nutrir o criar y exducere que involucra sacar o extraer desde adentro. Esta ubicación simbólica la podemos precisar también en la vida de un niño y una niña cuando comienza su proceso formal educativo. Por un lado se espera que las maestras y docentes sean capaces de brindar todo el conocimiento posible basado en las competencias y habilidades cognitivas que exige hoy nuestro mundo globalizado: manejo de diferentes idiomas, conocimiento cultural expandido, dominio de las ciencias y las redes tecnológicas. Aquí nos enfocamos en nutrir significativamente el potencial que un niño y niña posee para lograr que estas habilidades escolares le permitan acceder, en proyección, a una educación superior y profesional. 

Pero deteniéndonos se abre la interrogante: ¿desde dónde llega un niño y una niña a introducirse a una institución educativa? Respuesta sencilla: de su seno familiar. Los padres y la función que ejercen dan un lugar al niño en el mundo: antes de nacer, ya tiene un nombre, sueños e ideales. Involucrarse al mundo y la cultura es una invitación que solo la pueden realizar papá y mamá puesto que su transmisión hace una apuesta por extraer desde adentro el deseo propio que humaniza y se transmite mediante actos de amor.

Los niños y niñas son capaces de preguntarse para sí mismo qué lugar ocupan en la mirada de sus padres. Por eso, cada acto, a manera de detalle: un padre o madre que se levanta más temprano para dejar a su hijo en la escuela; o que se sienta a dialogar sobre cómo le fue en ese día en su jornada escolar; o una invitación a practicar un deporte los fines de semana, marcan significativamente la mente y el cuerpo del niño en tanto le permite tener una idea de qué son para el otro parental. Y la respuesta a esta incógnita humana se teje desde una posición de privilegio que humanice y sostenga. 

Es decir, si bien se puede nutrir con la mejor educación formal a un niño y niña no es más importante que el reconocimiento y la guía que han hecho sus padres para que ese niño descubra su mundo que viene desde lo más íntimo de sí. Será entonces que la educación está marcada por la confianza que depositaron los niños a sus los padres quienes son los primeros en invitarlo a conocer el mundo. 

Un famoso psicoanalista puntúa que la mayor labor de los padres y la más importante es la transmisión de un deseo que no sea anónimo. Esto se traduce en que con la compañía de sus padres, un niño construye su deseo de explorar y conocer el mundo siendo esta fuerza la que conecta al amor por el conocimiento, o el Logos como lo denominaron los griegos, hacia la búsqueda y la verdad que está matizada desde las más tempranas palabras que sus padres han podido nombrar y con las cuales, un niño y una niña, son capaces, juntos con otros, de nutrir y nutrirse en el encuentro con la humanidad.

Por: Psic. Clín. Alvaro Rendón Chasi