Como mamá, al igual que la mayoría de los padres, a pesar
de mis buenas intenciones, hice muchas cosas que hoy quisiera no haberlas hecho.
Ahora que ellos son adultos, me pregunto, si pudiera volver a empezar… ¿qué
haría diferente?
• Procuraría recordar, en todo momento, que aun cuando
les dí la vida a mis hijos no puedo vivirla por ellos.
• No me dedicaría a acosarlos y corregirlos a toda hora
sino a disfrutar al máximo los pocos años que los tengo a mi lado.
• Evitaría vivir procurando que ellos fueran tal como lo
soñaba y procuraría conocerlos más para valorarlos y aceptarlos tal como son.
• Le daría más importancia a gozar el tiempo que estoy
con ellos que a presionarlos para que sobresalgan y poder gozar con sus
triunfos.
• Viviría menos pendiente de ver qué están haciendo mis
hijos y más atenta a ver en sus ojos lo que me está diciendo su corazón.
• Dejaría de preocuparme por preparar el camino para mis
hijos y me concentraría en prepararlos a ellos para el camino.
• Les daría a más abrazos, sonrisas y elogios… y menos
consejos, instrucciones y advertencias.
• Procuraría fomentarles una mejor autoestima para que
vivan más a gusto consigo mismos en lugar de darles más cosas para que vivan
más a gusto conmigo.
• Los admiraría más y los criticaría menos para
fortalecer sus cualidades en lugar de reforzar sus defectos.
• Todos los días les haría saber, no lo que yo hago por
ellos, sino lo que ellos significan para mí.
• En resumen… me esforzaría ante todo por darle a mis
hijos lo mejor de mí en lugar de concentrarme en exigir lo mejor de ellos.
Por Angela Marulanda.