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9 nov 2015

La importancia de la estimulación del lenguaje en los niños preescolares.




El lenguaje es una forma de comunicación. Necesitamos el lenguaje para hablar con otros  y para escuchar a otros.

Vygotsky manifestaba que el lenguaje desempeña un papel aún más importante en la cognición. El lenguaje es un verdadero mecanismo para pensar, una herramienta mental; el lenguaje hace al pensamiento más abstracto, flexible e independiente de los estímulos inmediatos.
Los niños en el primer año de vida, a través de una adecuada estimulación sensorial, logran madurar las áreas que permiten el desarrollo del lenguaje y el habla. Cuando esto no se logra, debido a causas como la sobreprotección, la falta de estimulación, daños emocionales, falta de maduración cerebral, entre otras, el niño presentará un desarrollo del lenguaje o del habla no adecuado, provocando que su comunicación se vea interferida de una u otra manera.

Si observamos características como: poco vocabulario, habla incomprensible, la no producción de ciertas letras o de palabras, la ausencia de una estructura clara en la oración que utiliza, pocas ideas, entre otras; estamos frente a un problema de lenguaje o habla y es necesaria una intervención oportuna.

El lenguaje se desarrolla ante la estimulación adecuada de la percepción, ya que es la primera fuente con la cual se toma y analiza la información del medio a través de los sentidos, con la que se construye el conocimiento y el pensamiento para desarrollar el lenguaje. 

De la misma forma, la memoria es un área que da estabilidad, debido a que permite la retención de la información y vocabulario, para realizar tareas simples y complejas en los años de adquisición del lenguaje, además la atención y concentración, que ayuden a terminar la tarea que se ha iniciado.

La integración de las emociones, del aprendizaje y una adecuada maduración cerebral son indispensables para la adquisición del lenguaje, por lo cual estas deben tener un equilibrio en su desarrollo, ya que puede conllevar a un desfase en el lenguaje.

Los movimientos que se realizan con la cara, boca y cuello son los que nos ayudan a hablar, así como todo lo referente a los procesos respiratorios, prosódicos (ritmo, entonación y articulación al hablar), permitiendo coordinación, comprensión y producción adecuada y saludable del habla.

Los factores ambientales, afectivos y emocionales influyen en el habla del niño, por ejemplo, podría tartamudear, por lo que se debe regular el nivel de excitación emocional, logrando control sobre la conducta, la tolerancia afectiva y la expresión de emociones. Todo esto ayuda a la emisión coordinada y consciente del habla que se lleva de la mano con la percepción dada desde el cerebro hasta los movimientos realizados al hablar.

Las patologías del lenguaje y habla son intervenidas por el terapeuta del lenguaje, quien, bajo un proceso de diagnóstico e intervención, trata dicha situación, en ocasiones de la mano con otros especialistas.

ETAPA LINGÜÍSTICA O VERBAL
En esta etapa, el niño/a dispone ya de un lenguaje bastante comprensible que irá ampliándose paulatinamente. Realmente comienza a finales del segundo año. Diferencia los fonemas, aunque con alguna dificultad, la ecolalia o emisión de las sílabas finales de cada palabra desaparece, aunque en momentos de tensión puede volver a aparecer; asocia palabras oídas con objetos que le rodean, inventa palabras nuevas cuando tiene dificultad para articular una en concreto.

TRES AÑOS
Comprensión: Entiende las preguntas y responde. Comprende y realiza dos órdenes sucesivas.
Expresión: Usa oraciones compuestas y complejas. Experimenta juegos de palabras y usa con frecuencia giros gramaticales.
Manifiesta capacidad de contar historias mezclando ficción y realidad.

TRES AÑOS Y MEDIO
Comprensión: Contesta a dos preguntas seguidas. Puede realizar tres órdenes consecutivas.

CUATRO AÑOS
Expresión: Tiende a superar el estadio infantil del lenguaje.
Realiza combinaciones gramaticales de estructura compleja y compuesta, formando oraciones largas de alrededor de diez palabras. En esta etapa el lenguaje del niño está bien establecido, aunque todavía muestra desviaciones de la norma del lenguaje adulto, más en estilo que en aspectos gramaticales.
 
CINCO AÑOS
Articulación: Desaparece el carácter infantil.


¿Cómo ayudar a nuestros niños a ser tolerantes?


La tolerancia es un valor moral que implica el respeto íntegro hacia el otro, es una actitud fundamental para la vida en sociedad. La tolerancia debe aprenderse desde la infancia, lo que contribuiría a un mundo más justo, sin violencia y sin discriminación. Sin tolerancia, la paz no es posible. 

Con tolerancia, es posible hacer realidad numerosas posibilidades humanas y sociales, y en particular la evolución de una cultura de paz. 

"Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz" 
Preámbulo de la Constitución de la UNESCO 


El niño no nace tolerante. Su conducta normal es que todo sea para sí, que todos estén de acuerdo con él, por lo que es indispensable que el proceso de aprendizaje acerca de la tolerancia empiece desde muy pequeño en casa. 

El ejemplo de los padres es la mejor herramienta que pueden utilizar para inculcar valores en la educación de los hijos. La tolerancia es un valor importante para el buen desarrollo de las relaciones sociales del niño. El niño puede aprender a ser tolerante: 

  • Cuando sus padres también lo sean 
  • A través de cuentos e historias 
  • Por las actividades que desarrolla 
  • A través de los juegos 
  • En la convivencia con los demás niños 
  • Aprendiendo a respetar las diferencias 
  • Conociendo diferentes culturas 
  • A través de los viajes en familia 
  • Conociendo los beneficios de la conciliación, de la paz 
  • Compartiendo, sin pelear 
  • Aprendiendo a no burlarse de los demás

“Cuando conozco a alguien no me importa si es blanco, negro, judío o musulmán. Me basta con saber que es un ser humano.”
Walt Whitman (1819-1892) Poeta estadounidense

20 oct 2015

Los padres somos los responsables de que nuestro hijo aprenda a “amar” y a “ser amado”




Un hijo aprende a “amar” y ser “amado”, en el hogar.  Influye en este aprendizaje, las manifestaciones de amor entre esposos, las demostraciones de amor que los padres tengamos con él y la forma como expresamos amor a los demás.  La vivencia del amor en la familia, será el ejemplo a seguir para nuestro hijo y  moldeará la manera como él se relacione con él mismo, con sus amistades y con su futuro cónyuge.  Además, el amor será la base para forjar futuros valores educativos como la bondad, el desinterés, el espíritu de sacrificio y la constancia.[i]

Somos responsables de enseñarle a nuestro hijo que se ama a la persona por lo que es y no por lo que tiene o logra.  Es a través del amor de sus padres que él descubre lo valioso que es, a pesar de sus defectos y errores.  Por lo tanto, el amor que le brindemos será la base sobre la que construirá su autoestima y su amor propio.

Las expresiones de amor entre esposos serán el ejemplo a seguir en sus relaciones sentimentales.  Cómo “se aman” papá y mamá, constituye la medida que esperará recibir y buscará dar amor a su futuro/a esposo/a.  Somos responsables de que a través de nuestros actos logremos reflejar la incondicionalidad, el espíritu de servicio, la donación y la alegría que encierra el amor entre esposos.  De nosotros deberán aprender que “amar a alguien” no depende solo de un sentimiento efímero y epidérmico, sino que es un acto voluntario de la persona que decide amar, y que es esa voluntad la base del “compromiso” que se asume al momento de casarse y será el ancla a la que se aferre cuando lleguen momentos de turbulencia.

En el amor a los demás se refleja la entrega desinteresada que uno hace de uno mismo en favor del otro.  Los padres somos responsables de mostrar a nuestro hijo cómo se ama a los demás, este ejemplo es la base sobre la que se forjan valores como la solidaridad, la generosidad, la reverencia, entre otras. 

[1] “Hijos, tutores y padres”, José Manuel Cervera y José Antonio Alcázar.



2 oct 2015

¿Por qué son importantes las reglas en la familia?





Porque dan la oportunidad a los niños y jóvenes  de vivir en un ambiente seguro y afectuoso. Así mismo, podrán desarrollar su autoestima y aprenderán en forma positiva y saludable a relacionarse con los miembros de su grupo familiar,  escolar y con el resto de la comunidad.

Son los padres quienes con el ejemplo y la confianza tienen la responsabilidad de enseñar   las reglas o normas básicas de convivencia y respeto. Tarea que a veces se vuelve difícil  pues en ocasiones los padres caen en algún error al tratar de imponerla.

Compartimos con ustedes “cinco reglas de una verdadera regla” que los padres podrán tomar en cuenta al querer imponer disciplina dentro del hogar.


  • Debe ser clara, explicita y constante.
  • Debe ser real. Expresar y verbalizar lo que se espera de el o ella.
  • Que sea una decisión tomada por ambos padres.
  • El por qué de la regla  debe ser explicada para así involucrar a los hijos.
  • Debe ser cumplida.

Así mismo, el éxito está en descubrir estrategias que funcionen bien, tanto para los padres como para los hijos porque así ayudarán a  que puedan  relacionarse y mostrar una actitud o comportamiento adecuado para su edad y nivel de desarrollo.